

The Frog and the Scorpion
Episode 5 | 50m 6sVideo has Closed Captions
Evidence disappears from the station and everything indicates that Luis is responsible.
In the past: some evidence disappears from the station and everything indicates that Luis is responsible. Costa tries to cover for him but things get complicated when one of the most important people in Costa’s life dies.
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback

The Frog and the Scorpion
Episode 5 | 50m 6sVideo has Closed Captions
In the past: some evidence disappears from the station and everything indicates that Luis is responsible. Costa tries to cover for him but things get complicated when one of the most important people in Costa’s life dies.
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback
How to Watch The Room
The Room is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.

Discover Mysteries, Romances, & More
Explore our hand-picked collections of PBS dramas to find your new favorite show. Browse our catalog of sweeping historical epics, breathtaking romantic dramas, gripping crime thrillers, cozy family shows, and so much more.Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship[timbre] [Sara] ¿Quién es?
[mujer] Soy la vecina.
No nos conocemos.
[Sara] ¿Se puede apartar un poco?
Que no la veo.
[bufido] Imbécil.
[suspiro] Hola, ¿qué quería?
- Veníamos a saludar.
- ¿Veníamos?
¡Ah!
¡Ah!
¡Ayuda!
- ¡Abre!
- ¡Abre!
- ¡Ah!
[suena música de suspenso] [timbre] - Hoy no hay cámara.
- No.
- Bien, todavía no te he contado dónde empecé, ¿verdad?
Comisaría de Verdasco, cogiendo denuncias.
Sí, para cualquier policía, coger denuncias sería un trabajo cualquiera.
Para mí fue una escuela.
Aprendí a ver quién tenía delante.
Si la persona que tenía delante la habían robado, estafado o agredido.
Como a ti ahora.
Todas las víctimas tienen una mirada como tú.
Me parece que sé a qué vienes.
- He venido a despedirme.
- Deberías dejar que respire.
El golpe que te han dado necesita aire, no maquillaje.
- Siento haberte hecho perder el tiempo, pero no puedo continuar con esto.
Pero has venido hasta aquí cuando podrías haber llamado por teléfono.
- No sería lo correcto.
Lo siento.
- Por eso te escogí a ti.
¿Sabes?
Me parecía que sabías que era correcto y que no lo era.
- ¿Ah, sí?
- Mmm-hmm.
- Pensé que me escogiste porque era una cría fácil de manipular.
Una trepa cegada por la ambición o simplemente porque eras un pajillero.
- Sí, todo eso también, sí.
¿Dónde fue?
¿En tu casa, en la calle?
- No quiero hablar de eso.
- ¿Con la policía tampoco?
- Ya he puesto la denuncia.
- Bien, bien.
¿Y conmigo?
Tenemos todavía 40 minutos por delante.
- Hablar contigo ha sido el problema.
- ¿Eso crees?
Tienes miedo, ¿verdad?
Está bien, los que te han hecho eso también lo tienen.
- No quiero ser una mártir, que ni siquiera sé dónde acaba todo esto.
- Nadie te pide que lo seas.
Pero ¿no tienes curiosidad?
Ya compraste la entrada, no vas a quedarte fuera.
- El mal ya está hecho, ¿no?
¿Es eso?
- Sí, y todavía podríamos hacer algo de bien.
[suena música tensa] - Solo hoy y porque ya estoy aquí.
[suena música tensa] [suena música tensa] - Procuraré que valga la pena.
Año 2012.
Luis se estaba recuperando de sus heridas.
[gritos] Unas heridas que tendría que haber sufrido yo.
[quejido] [Lola] Te tenía que haber traído flores.
[risa] - No me hagas reír, por favor.
[risa] Las flores es para los muertos.
[risas] - ¿Cómo estás?
- Si me vuelves a dar otro beso, te lo digo.
- Luis.
- Ay, tenía que intentar.
- Ya, pero ya lo hablamos.
Creo que es mucho mejor.
- Sí, ya lo sé, ya lo sé.
Oye, que no te culpo, ¿eh?
Si tampoco me soporto, pero bueno, a mí no me queda otra.
[risa] - ¿Te duele?
[suspiro] - Estoy hecho mierda.
Pero bueno, supongo que tengo lo que me merezco.
- Tienes mucho mérito.
Le salvaste la vida a Yago.
- Solo hice lo que tenía que hacer.
Si alguien tiene que vivir, mejor él que yo.
¿No?
- Cuídate.
- Lola.
- ¿Qué?
- Adiós.
[suspiro] - Al final siempre son los otros los que reciben los golpes.
[risa] - Es el precio que tuvo que pagar por... - Por salvarte la vida.
- Bueno, sí, Luis siempre fue muy destructivo.
- Y tú un poco desagradecido, ¿no?
- Déjame acabar la historia y a lo mejor cambias de opinión.
- Por ahora sigo aquí sentada.
- En los siguientes meses Luis cayó en barrena.
El agujero que le dejó Lola empezó a llenarlo con prostitutas, whisky, dejó a su mujer, a su hija.
Se endeudó.
Ocho meses de malas decisiones.
Pero seguía siendo mi compañero.
Y a un compañero no lo dejas nunca tirado.
[murmullos] - ¿Cómo estás?
[Luis se queja] - ¿La misma ropa que ayer?
[suspiro] Toma.
Acábatelo tú.
Creo que te hace más falta a ti que a mí.
¿Por qué no te vas a casa, te pegas una ducha y te cubro yo con la jefa?
- Celia no quiere verme.
Me he sobado en el coche.
- ¿Necesitas algo?
- ¿Me prestas pasta?
- No me refería a eso y lo sabes.
Oye.
Luis, deja hacer el idiota, pero ya.
- Antes me pongo tetas.
[Delacruz] Atención por favor.
Hoy tenemos visita de arriba.
Se van a pasar los de régimen disciplinario.
Asuntos internos está investigando una red de robos porque al parecer alguien está sustrayendo pruebas del almacén judicial.
- ¿Y eso qué tiene que ver con nosotros?
- Porque todos los casos son de esta comisaría y sospechan de alguien de aquí.
- ¿Qué han robado?
- Cocaína principalmente.
- ¿Para venta o consumo?
[Delacruz] Eso me gustaría saber a mí.
Así que os pido por favor la colaboración de todos.
- Claro, que nos chivemos.
- Inspector, los trapos sucios los lavamos en casa.
Así que ya sabéis, la puerta de mi despacho está abierta.
[suena música tensa] [Yago] Cuando Luis me salvó la vida se ganó un favor.
Y si algo he aprendido es que los favores se cobran.
Y no suelen salir baratos.
[timbre] [timbre] [Luis suspira] Coño, es un poco tarde, ¿no te parece?
- ¿Estás acompañado o qué?
- ¿Qué quieres?
- ¿Te sobra una cama?
- Depende.
- Pues, me da igual un sofá, también me vale.
Joder, Yago, que Celia no me puede ver así.
Me ha echado de casa.
Y mejor no te digo lo que me ha dicho mi hija.
- Vas a dejar de comportarte como un imbécil, ¿sí o no?
- Lo voy a intentar, te lo juro.
- ¿Sí o no?
Mañana tienes una entrevista con los de asuntos internos.
Así que tú verás.
- Okay, voy a ser bueno.
- No estoy hablando en broma.
- Yago, en serio, en serio.
Déjame entrar, por favor.
- Pasa.
- Gracias, tío.
Hostia, no me jodas, Yago, ¿qué hace la rusa aquí?
[Yago] Ivanka, es un amigo.
- Íntimo.
Soy amigo íntimo.
[Yago] Se va a quedar unos días por aquí.
- ¿Qué tal?
Madre, qué maja la rusa, ¿no?
- Ivanka, ¿te parece bien?
- Sí, sí.
- O nos vamos.
- No, no.
Ivanka, Ivanka.
[Yago] Un culpable siempre se esfuerza en parecer inocente.
Es algo que Luis aprendió conmigo.
Interrogatorio tras interrogatorio.
Un culpable siempre intenta agradar, caer bien.
Luis lo sabía y sabía que ellos lo sabían.
[Sara] Así que se comportó como un cretino.
[Yago] Un interrogatorio es como un baile.
Y al igual que en un baile puedes llevar o dejar que te lleven.
Yo le enseñé esos pasos.
[crujido] - ¿Le importaría parar?
[Luis] ¿Eh?
- El ruido que está haciendo es molesto.
- Hmm.
[crujido] - Veo que tiene tantos logros como expedientes disciplinarios.
- Hmm.
A veces hay que mear fuera de la taza, ¿no?
Es lo que toca.
[policía hombre] No me diga.
- Cualquier poli de verdad lo sabe.
- ¿Y usted lo es?
¿Un buen policía?
- No sé.
¿Qué pone ahí?
- ¿Cuándo fue la última vez que se acercó por los archivos del juzgado?
- Hmm... Hmm, hmm.
Debe haber un registro de todo eso, ¿no?
¿Qué pasa, que se lo ha comido el gato?
[policía hombre] Eso parece, por eso se lo estamos preguntando a usted.
[Luis] No me acuerdo.
[policía mujer] Y tampoco se acuerda de haber sustraído nada, ¿verdad?
- Cuando dices "nada", te refieres a farlopa, ¿verdad?
Me la ha dicho un pajarito.
- ¿Y qué más sabe, inspector?
- Un montón de cosas.
Deberíais verme en el trivial.
Os daría una paliza fijo.
Al trivial, digo, ¿eh?
¿Dónde se jugó la final del mundial del 78?
- Somos nosotros los que hacemos las preguntas, inspector.
- En El Monumental.
Ganó Argentina.
Solo me sé las de deportes, ¿eh?
[Yago] Busca una conexión y aférrate a ella.
Hasta que la música pare.
[murmullo] [bufido] - Perdonad, chicos, perdonad.
[suspiro] Perdonad.
Estoy hasta arriba de curro.
No tengo el cuerpo para estas historias, de verdad.
Pero supongo que vosotros también, ¿no?
¿Muchas entrevistas?
[suspiro] - Usted es de los últimos.
[policía mujer] Llevamos todo el día.
Pues, ánimo.
Supongo que lo que queremos todos es volver a casa cuanto antes.
Oye, de verdad, no sé nada de estos robos.
Pero si me entero de, de cualquier cosa, de lo que sea, os, os informo.
Solo quiero ayudar en todo lo que pueda.
Bueno, pues, al curro.
[Sara] ¿Le creyeron?
[Yago] Ellos sí.
Qué bien has aprendido a mentir, Luis.
¿Cuánto tiempo vas a poder esquivar a los de asuntos internos?
Hoy lo has hecho muy bien, los has engañado, pero no creo que aguantes mucho más.
Y lo sabes.
- ¿Me has estado escuchando?
- Por suerte para ti.
- No me jodas, no puedes hacer eso.
- Eh, eh, eh.
[timbre de teléfono] ¿En qué coño andas metido?
[suspiro] - Ha sido un par de veces nada más.
- Tienes que hablar con Delacruz.
- No, ni se puede enterar.
- Se lo diré yo.
- No, eh.
Sé que no lo vas a hacer.
- ¿Qué quieres hacer entonces?
- Ayúdame.
[bufido] Eh, para ti no sería nada.
Sería una mancha de un historial de la hostia, pero es que para mí esto me hunde.
- ¿Me estás pidiendo...?
- Me mata, me mata pedirte esto, Yago.
Me mata.
[suena música de suspenso] Celia me pidió el divorcio.
Y si todo esto... Si todo esto sale a la luz... Yo no vuelvo a ver a mi niña.
A ti te suspenderán un par de meses nada más.
Te prometo devolverte toda la pasta que te quiten, te lo prometo.
- Eso es lo de menos.
[suena música de suspenso] - ¿Lo vas a hacer?
- No.
Primero quiero saber todos los detalles.
Luego ya veremos.
Aquí no.
Vamos.
[suena música de suspenso] 20 gramos, eso es todo.
- Ocho papelinas.
Es que necesito la pasta.
¿Me vas a ayudar?
- ¿Tengo otra opción o qué?
- Te juro que me salvas la vida.
- Supongo que con esto estamos en paz, ¿verdad?
- ¿A dónde vas?
- A dormir.
Si mañana van a ir a por mí, prefiero estar descansado.
[suspiro] Ivanka.
No te vayas a dormir muy tarde, ¿de acuerdo?
No te vayas a dormir muy tarde, ¿de acuerdo?
- ¿Cómo estás, guapa?
¿Leche con cereales?
Oye, ¿por qué no me preparas unos a mí?
- ¿Qué pasa?
¿Que no tienes manos?
[bufido] - Deberías ser más agradecida, niña.
¿Tú sabes el marrón en el que le puedes meter al Yago por tenerte aquí?
No sales mucho por ahí, ¿verdad?
[risa] Se te nota en la cara.
- A ti también se te nota en la cara.
- ¿El qué se me nota?
¿Qué se me nota?
[puerta cerrándose] Me mata los cojones.
- Nos han dicho que... que esta es su especialidad.
- Soy un buen conversador, no lo niego.
- Así que estamos cazando en su terreno.
- Díganme, ¿qué necesitan?
- ¿Qué sabe de un robo de 20 gramos de cocaína del depósito de pruebas del juzgado?
- No, no, no.
Va a tener que ser más específica con sus preguntas.
- Tranquilo, hay tiempo para especificar.
- He llevado varios casos con documentación y pruebas a ese depósito.
Sí, pero ¿cocaína?
- ¿En qué casos estuvo?
- Depende, ¿qué pruebas buscan?
- Ya se lo hemos dicho.
- No, me han dicho que estaban buscando cocaína, ¿verdad?
¿O hay algo más?
- Vayamos por partes.
- Esas diligencias deberían estar en mi mesa.
Búsquenlas.
No, no, no.
No me drogo, nunca me drogué.
Pueden hacerme un test de droga si lo necesitan.
Vamos a ver, la memoria es caprichosa.
Si yo les dijese que a esa hora estaba trabajando en vez de robando ocho papelinas, podría caer en una contradicción.
- Ya lo ha hecho.
- ¿Cómo?
[Sara] Al final cargaste con la culpa.
Sí, algo había leído en tu expediente.
Aun así, no tiene sentido.
Un policía como tú.
Impoluto.
Asumiendo un cargo como ese.
- Ya.
No te encaja, ¿verdad?
- Me creo más que estés intentando limpiar tu nombre acusando a un muerto de lo que realmente hiciste tú.
- Puedes creer lo que quieras, pero ya te lo dije, a un compañero no se lo dejas tirado.
Y menos a uno que te ha salvado la vida.
- ¿Cómo sabía que eran ocho papelinas?
- Bueno, no lo sé.
Fue un cálculo aproximado.
- No tanto.
[Yago] ¿No?
- Algo así no es propio de un gente como usted.
- Está bien, de acuerdo.
Las robé para mis confidentes, sí.
Los chivatos yonkis no hablan gratis.
Fue por eso que robé la droga.
- A ver, ¿la droga?
- Vamos a ver, ocho papelinas no son para tanto, ¿verdad?
Si quieren mi confesión ya la tienen.
¿Me puedo ir ya?
¿O es que hay algo más?
[Sara] ¿Había algo más?
¿Luis robó algo más?
- No me gustó.
No me gustó que no me lo contara.
[suspiro] Pero ya conoces la fábula del escorpión y la rana.
[suena música tensa] [policía hombre] Díganos, inspector Costa.
[Yago] Sí.
[policía hombre] ¿De qué conoce a Gerardo Miranda?
- No lo sé, de lo mismo que a ustedes supongo, ¿verdad?
Es un empresario de éxito, un emprendedor, amigo de gente importante.
- ¿Y de usted?
- ¿Te parezco importante?
¿Me están investigando a mí o a él?
- Está ilocalizable.
[suspiro] Nos pondremos en contacto.
- Muy bien.
- ¿Y tu marido no sabía nada?
- No, a mí Gerardo no me ha dicho nada, no.
- Seguramente no lo sepa.
- ¿Tú crees que debería decírselo?
- Marga, he venido a avisarte a ti, no a tu marido.
No quiero que todo esto te salpique.
- Es que... Es que ni siquiera sé qué puede ser.
- Lo de la cocaína era una cortina de humo, seguro.
Pero a tu marido le estaban investigando, tenían pruebas.
- Y alguien las ha hecho desaparecer.
- Exactamente, sí.
Creo que sé quién fue.
Y no me gusta nada la posición en que te deja todo esto.
- Tú... Tú no te preocupes por mí, Yago.
De verdad.
- Todavía no sé... por qué acabaste con él.
- Antes no era así.
Ya lo sabes.
- A mí siempre me lo ha parecido.
- Porque estabas celoso.
[risas] Déjame que hable con él, anda.
- Pero ten cuidado.
- Dale, Antonio, dale, dale.
Ni que lo pagaras tú, cabrón.
¿Sí?
- ¿Y se puede saber por qué no me explicaste lo de las otras pruebas?
- ¿Qué pruebas?
- Lo de las otras pruebas, Luis.
- No me jodas, Yago.
No me jodas.
No sé de qué hablas.
- Lo de las ocho papelinas.
Fue una distracción para sacar lo que era realmente importante, ¿verdad?
¿Qué robaste del depósito?
- No lo sé.
- ¿Que qué coño robaste del depósito, Luis?
No me jodas.
- No lo sé.
Te juro que no lo sé.
No lo sé.
Solo entré, cogí lo que me dijeron y lo dejé, lo dejé donde me dijeron.
Ya está, punto.
Ya estarían informes, papeles.
No lo sé.
- Sacaste algo más entonces, ¿no?
Muy bien.
¿Los leíste?
- No, Yago.
No, no, no me puedo complicar más la vida.
No los leí.
- Tarde, Luis.
Tarde.
Y me la has complicado a mí.
- Lo sé.
Lo sé.
Lo siento mucho, ¿vale?
Te juro que no sé nada más.
No sé nada más.
- ¿Conoces a Gerardo Miranda?
- Claro.
No me jodas.
No me jodas.
No me jodas.
¿Las pruebas en contra de él?
- No lo sé, eso parece.
Espero que al menos te pagara una pasta.
Porque te has metido en un buen lío, ¿lo sabes?
- Lo sé.
Lo sé.
- Nos has metido en un buen lío, Luis.
- Lo siento, Yago.
- ¡Hey!
Lo mismo para él.
Y un whisky para mí.
[timbre de teléfono] - Discúlpame un momento, anda.
[voces indistintas] [voces indistintas] - Pensaba que dormía afuera.
- Me retrasé.
- ¿Y tu amigo?
- Se quedó en el bar.
- Mejor.
[voces indistintas] - Oye, ¿cómo es que no estás durmiendo?
- Yo mañana no tengo que ir a ningún sitio.
Tú sí.
- Ya.
¿Me estabas esperando?
- Buenas noches, Yago.
- Buenas noches, Ivanka.
[timbre de mensaje] [Marga] Yago, soy yo, soy Marga.
Cuando puedas, llámame.
Mira, es que, es que he descubierto algo y tenemos que hablar.
Pero no se te olvide.
Llámame, por favor.
- ¿Y no te dijo qué era?
- No.
Solo que era urgente.
- Si quieres, me acerco a la Central y les pregunto a ver si han recibido algún aviso.
- Por favor.
[timbre de teléfono] - Ah.
[timbre de teléfono] - Pensé que hoy te quedabas en casa, Yago.
- Estoy en casa.
[Delacruz] Deberías tomarte unas semanas libres.
Hablo en serio.
- ¿Estoy suspendido, jefa?
- Hasta que se aclare lo de las pruebas, será lo mejor, sí.
- Bien.
[timbre de teléfono] [voces indistintas] [voces indistintas] - Lo siento, Yago.
[suena música tensa] [suena música tensa] - Está bien.
[voces indistintas] - Yago, Yago.
Anda, venga.
Te acerco a casa.
Vamos.
- No.
No.
[suena música melancólica] [suena música melancólica] - Yago, Yago, Yago, aquí no, por favor.
- Luis, déjame.
Luis, déjame.
¡Déjame en paz, Luis!
[suena música melancólica] - Ha aparecido el bolso vacío.
- Ese corte en el cuello... - Demasiada violencia para un robo.
Lo siento, Yago.
Lo siento mucho, lo siento.
[suena música melancólica] - ¿Un ruso blanco?
[Yago] Mmm-hmm.
Esto es lo único que bebía Marga.
Yo no puedo con él, no lo soporto.
- Me alegro que me llamases.
¿Quieres hablar?
- Bueno, prefiero seguir bebiendo.
- Eso también puedo hacerlo.
- No fue un robo, Lola.
- Eso es lo que dicen.
- Ya.
¿El corte en el cuello no te parece demasiado evidente?
- ¿Tachenko?
[Yago] Sí.
Tachenko.
- Yago, entiendo cómo te sientes, pero no te precipites.
- Ya lo he hecho, ya lo he hecho.
Le dije a Marga que investigaban a su marido y que habían robado las pruebas de esa investigación.
Me dijo que hablaría con él.
Así que la eché directamente a... Tachenko trabaja para ellos, está implicado directamente con la trama.
- Eh, eh, eh.
Para.
Creo que estás especulando demasiado.
- Ruso blanco.
Siempre en vaso bajo.
Cuando la conocí, se los bebía como si fueran agua.
- ¿Cuándo la conociste?
[Yago] Con 16, en el centro de acogida.
Era asistenta social antes de casarse Marga.
- O sea, que cuidaba de ti.
[Yago] Bueno, sí.
Nos cuidábamos el uno del otro.
Siempre me hacía prepararle esta porquería.
Cinco partes de vodka, tres de nata y dos de licor de café.
tres de nata y dos de licor de café.
Gracias por venir y escucharme.
[Sara] ¿La querías?
- ¿Por qué me preguntas eso?
- Supongo que nunca te imaginé queriendo.
No así.
No, hasta ahora.
Perdona, lo siento si me he metido donde no me llaman.
- No, está bien.
La quería, sí.
- ¿Como a una madre?
- Hay muchas maneras de querer, supongo.
- Y las tuyas siempre implican una relación paterno-filial.
Tú con Marga, Ivanka.
- No lo sé.
Soy muy bueno interpretando a los demás, pero incapaz de descifrarme a mí mismo.
- ¿Supiste quién la mató?
- ¿Vuelve a interesarte la historia?
- Hay muchas maneras de interesarse, supongo.
[campanadas] [suena música melancólica] - Deja, ya me encargo yo.
- Jefa.
Voy yo.
[aves trinan] - Hasta aquí tienen que venir a tocar las pelotas.
¿Qué más quieren?
¿Es que no ven cómo está?
Hijos de puta.
- ¡Corbalán!
- Que se dediquen a buscar al asesino de Marga, eso es lo que tienen que hacer.
- ¿Alguna novedad sobre eso?
- No, nada.
- Lo que necesitéis, ya sabéis.
Aparecerá.
- Y por mis cojones que sí, aunque tenga que poner esta puta ciudad del revés.
- ¿A dónde se lo llevan?
[agente hombre] ¿Cree en las casualidades, inspector Costa?
- No.
[agente hombre] Mejor.
Porque esto sería una casualidad muy grande, ¿verdad?
- No le sigo.
[agente mujer] Sí que lo hace.
Primero destruye unas pruebas, absolviendo así a Gerardo Miranda, y después su mujer aparece muerta.
- ¿Casualidad, usted cree?
- ¿Están hablando de las papelinas?
No me lo puedo creer.
- No se haga el idiota.
Eso no nos lo creemos nosotros.
- Sabemos que robó algo más que un poco de cocaína.
- En esa libreta había nombres, entradas y salidas.
- No, no sé de qué me están hablando.
- ¿Y Marga Izquierdo lo sabía?
Por eso la mató, ¿verdad?
- Espero que tenga algo más sólido que una conjetura para lanzarme una acusación como esa, ¿me entiende?
- Debería aprender a controlarse, inspector.
Su cuerpo habla por usted.
- No es lo mismo oír que escuchar, agentes.
Y ustedes oyen voces, sí, pero no saben escuchar lo que dicen.
- Ilústrenos.
- No.
¿Quieren acusarme de asesinato?
Bien, pues, aquí me tienen.
- ¿Entonces va a colaborar?
- No, pero no seré yo quién les ahorre el ridículo.
[suena música de suspenso] - ¿Qué está pasando aquí?
- Comisario Delacruz, tenemos indicios para creer que su hombre mató a Marga Izquierdo.
En relación con una diligencia que tenemos abierta.
- ¿Qué?
[Luis] Me parece que os estáis columpiando.
Tenemos al asesino de Marga Izquierdo.
Ayer me hice horas extras, jefa.
Me pateé la calle, pregunté dónde hay que preguntar.
Ya saben, trabajo policial de verdad.
Vicente Roldán, el Pitona.
Delincuente y consumidor habitual.
Cuando lo encontré, llevaba encima todas las pertenencias de Marga.
- ¿Y el arma del crimen?
- Cuchillo curvo.
- "¿Cuchillo curvo?".
- ¿Van a soltar a mi hombre?
- ¿Van a soltar a mi hombre?
[voces indistintas] - Gracias.
- No hay de qué, tío.
- Quiero hablar con el sospechoso.
- ¿Con el Pitona?
- Sí.
- Lo siento, amigo.
- ¿Qué?
- Que cuando lo encontré ya era demasiado tarde.
Sobredosis.
El muy gilipollas se había metido por la vena todo lo que había pillado.
[timbre de teléfono] - Por fin.
¿Qué haces aquí?
- Bueno, ya sabe, este lugar me relaja.
- Eres el único al que le sucede eso.
Pensé que estarías mejor.
Dimos con el asesino.
- Eso parece, ¿verdad?
- ¿Sigues creyendo en tu conspiración?
Traigo otra noticia, pero ahora ya no sé si es buena o mala.
Los de Asuntos Internos no han podido demostrar que robases las pruebas que incriminaban a Miranda.
Aunque sigues bajo vigilancia.
Y mantienen la acusación por lo de la cocaína.
Yago, pero ¿en qué momento...?
- No pregunte, jefa.
Mejor no pregunte.
- Te has ganado tener algunos secretos, supongo.
Pero no quiero ningún otro, ¿entendido?
Les he dicho que eres mi mejor hombre.
- Les ha mentido entonces, ¿verdad?
- Les he enseñado tu historial y te han rebajado la condena a seis meses de arresto domiciliario.
- Bueno, eso está bien para usted.
- ¿Para mí?
- Mmm-hmm.
¿No me dijo que me tomara unas vacaciones?
- Yago, te vendrán bien.
[Ivanka] ¿Te duele?
- No, no.
- Pero... - ¿Qué?
- ¿Te aprieta?
- Bueno, no, la verdad es que no, tampoco.
¿Por qué?
- Es bonita.
- ¿Te gusta?
- Sí.
- ¿Pedimos una para ti entonces?
- ¡Qué tonto!
No, gracias.
[periodista mujer] Comenzamos ahora la sección... - Va, a comer.
Vamos a bajar el volumen de la televisión mejor.
[periodista mujer] ...con Marga Izquierdo.
- No, no, no.
[periodista mujer] El caso parece cerrado tras... - Ese hombre.
[periodista mujer] ...cadáver... - ¿Quién?
¿Miranda?
[periodista mujer] ...robo con agresión.
Se estudia la posibilidad de que el acusado, Vicente Roldán... [Ivanka] Lo conozco.
Venía mucho por... - ¿Dónde?
¿El sitio donde te tenían?
- Era cliente, amigo de Tachenko.
- A ver, Ivanka.
Ivanka, escúchame, ¿estás segura de lo que dices?
- Recuerdo todo.
La cara.
Cada arruga, cada lunar.
Todo.
- ¿Podrías contárselo a un juez?
¿Estarías dispuesta a hacerlo?
Sí.
[periodista mujer] El funeral se realizará... - ¿Qué haces?
- Ivanka, no vas a poder quedarte aquí.
Este sitio es no seguro.
- No, no, no, Yago, por favor.
- Escúchame.
- No, yo estoy bien aquí, de verdad.
- Lo sé, pero Marga sabía que vivías conmigo.
Igual se lo comentó a su marido.
No podemos correr ningún riesgo, ¿de acuerdo?
- Yo estoy bien, de verdad.
No me quiero ir, por favor.
- Tranquila, Ivanka.
Conozco el lugar más seguro del mundo.
Madre, soy Yago.
Necesito ayuda.
[Sara] ¿Y qué hiciste con ella?
[timbre] - Se nos acabó el tiempo.
- ¿Ya?
- Puedes volver mañana y seguimos con la historia.
- ¿Mañana?
- Sí.
Algo me dice que tenemos que darnos prisa, ¿verdad?
- No te he dicho que vaya a seguir con todo esto.
- Lo sé.
Tú decides.
- Yago, dime por qué deberías seguir con todo esto.
- Porque sabes que es lo correcto.
Porque no vas a dejar que ganen ellos.
No ahora que sabes cómo empezamos a investigar el caso Vulcano.
- ¿Cómo?
- Sí.
- ¿Lo de Gerardo Miranda fue solo el principio...?
- Sí, el principio de todo.
Ahí descubrimos que no era solo un caso de corrupción, sino que iba muchísimo más allá.
- Y que implicaba gente muy poderosa.
- Exacto.
¿Vas a quedarte a las puertas de saber la verdad?
- Quizás no me compensa cruzarlas.
- Tendrás que decidir tú.
Entre el miedo o la verdad.
[suena música de suspenso] [timbre] [suena música de suspenso] [timbre] [suena música de suspenso]
Support for PBS provided by: